De Vuelta al Futuro

2nd October 2020
2nd October 2020 Stephen Robinson

De Vuelta al Futuro

Esto es audio a medida en su máxima expresión y la propiedad de un amplificador de válvula TMS llega con una bonita historia detrás, un buen tema de conversación cuando los amigos vengan de visita

Vivimos en una sociedad de consumo donde las personas esperan que los servicios y los dispositivos sean rápidos, eficientes y tengan muchas características que funcionen bien, al menos por un tiempo, para reemplazarlos después por otra opción mejor.

Esta mentalidad de usar y tirar está haciendo crecer las montañas de basura de electrónica, a las que se suman una multitud de productos de bajo costo diseñados con obsolescencia programada incluida, como forma de mantener las fábricas en funcionamiento. Muchas personas han reparado ya en que este es un sistema altamente derrochador y nocivo para el planeta.

Sin embargo, las cosas no fueron siempre así. Antes del apogeo del transistor en la década de los sesenta, los amplificadores de audio utilizaban tubos o válvulas de vacío -como también se les conoce-, como fuerza motriz.

A diferencia de las modernas placas de circuito de estado sólido, que son inútiles una vez que los componentes se han quedado “fritos”, las válvulas de los amplificadores tradicionales sencillamente se pueden cambiar cuando se gastan o fallan. Otros componentes se pueden reemplazar también hasta el infinito, lo que significa que el cliente está invirtiendo en un amplificador para toda la vida. O hasta que actualice a uno mejor o más potente.

Como señalamos anteriormente, los transistores comenzaron a reemplazar a las válvulas en la década de 1960. Producirlos es más barato, eso es cierto, pero los primeros sonaban bastante mal. Mientras el sonido de los amplificadores de válvulas es característicamente suave y musical, el de las primeras unidades de transistores era estridente y impersonal en comparación, de ahí que con el tiempo la gente se cansara de escucharlos.

Curiosamente, las unidades con transistores obtienen siempre los mejores resultados en los test con instrumentos y sus defensores aprovecharon esta supuesta superior precisión como herramienta de marketing.

Los amplificadores de válvulas también salen comparativamente peor parados en términos de distorsión armónica total y algunos otros parámetros, pero crean una “imagen” musical más realista, con una mayor sensación de aire y espacio tridimensional junto con agudos más suaves. No viene mal recordar que nuestro objetivo es escuchar música, ¡no ver cómo se reproducen ondas cuadradas perfectas en un osciloscopio!

Por otra parte, los amplificadores de transistores tienen generalmente un factor de amortiguación superior, lo que les permite controlar mejor las frecuencias graves profundas. Sin embargo, a lo largo de los años, las mejoras en el diseño de los amplificadores de válvulas han mitigado esto en gran medida. Los actuales, combinados con los altavoces adecuados, ofrecen una inmersión rápida, dinámica e increíblemente realista de la música grabada que lo cautivará durante horas.

A pesar de que el transistor o la electrónica de estado sólido se apoderaran de la industria, el amplificador de válvulas nunca desapareció. Por el contrario, su capacidad para reproducir música de forma más eufónicamente agradable lo convirtió en el preferido de los entusiastas, y ese entusiasmo impulsó el continuo desarrollo de amplificadores de potencia y de preamplificadores de alta gama, así como las unidades integradas que ya estaban.

Precisamente fue su pasión por la música y la buena calidad de sonido lo que llevó a Stephen Robinson a crear su propia empresa de producción de amplificadores. Doctor en bioquímica de formación, desarrolló su vida profesional trabajando en empresas multinacionales médico- farmacéuticas hasta retirarse a Marbella en 2017. Muchas lunas antes de hacerse con ese bagaje, Stephen construía ya amplificadores de guitarra con válvulas para los amigos en sus días de colegial.

Cada amplificador de válvulas TMS está hecho a mano y por encargo

Buscando algo interesante que hacer en su tiempo libre, Stephen decidió revivir su antiguo pasatiempo, pero esta vez su objetivo fue crear una línea de amplificadores de audio de válvulas con salidas en un rango de 60W a 100W.

Decidió llamar a su empresa Time Machine Sounds (TMS) porque utiliza tecnologías tradicionales aunque totalmente actualizadas. Lo que Stephen ofrece a sus clientes son propuestas únicas.

En general, las compañías que se dedican a la alta fidelidad comercializan productos a través de una red de distribuidores y es imposible conocer a las personas que están detrás. En un amplificador TMS esto no ocurre; cada uno está hecho a mano y por encargo. Puede decirse que conseguir un amplificador TMS es como vestirse con un traje hecho a medida por un sastre de alta costura.

Stephen invita al posible cliente a visitarlo y escuchar una amplia variedad de música, desde clásica hasta rock, para poner en evidencia la musicalidad del amplificador. Si el futuro propietario lo desea, incluso puede incorporarse una plaquita grabada con el nombre para subrayar la relación exclusiva con él. Esto es audio a medida en su máxima expresión y la propiedad de un amplificador de válvula TMS llega con una bonita historia detrás, un buen tema de conversación cuando los amigos vengan de visita.

Al igual que los amplificadores de válvulas, los tocadiscos nunca desaparecieron. En los últimos años hemos sido testigos de un importante renacimiento del vinilo en todo el mundo, incluso entre los jóvenes que aún no habían nacido cuando el CD apareció a principios de los años 80. De hecho, los compradores de hoy en día tienen un rango más amplio de opciones en los tocadiscos, desde 100 a 150.000 euros, que la ofrecida en aquella década.

Un buen LP de vinilo tiene potencial para sonar mejor que un CD, y cuando lo escuchas a través de un amplificador TMS, te das cuenta de que la calidad de sonido de las grabaciones digitales y los transistores no fue un verdadero progreso.

El transistor solo hizo que los aparatos fueran más baratos y rápidos de fabricar, y los subsecuentes y rápidos cambios en los formatos de música de la industria únicamente han ayudado a reforzar las pilas de basura electrónica en los vertederos.

[Written by By Ian Kuah – Reproduced with kind permission of the author and Society Magazine, Marbella, March 2020 issue].